-Aguas arriba- Carta de Filósofo Lioso.

Querido Carmona. Espero que a la recepción de esta carta te encuentres bien, yo sigo estando bien. El verano está pasando, ya sabes que es mala época para los viejos como nosotros, y nos ha dejado algunos días de calor que se me hacen difícil de sobrellevar. El que me ponga a mandarte unas letras me hacen más llevaderas esas altas temperaturas que tenemos que soportar; deseo que a tí los minutos que dedicas a la lectura de mi carta te ayuden de igual manera.

Pues resulta, amigo Carmona, que hace unos días estaba observando el curso de un pequeño riachuelo cerca de casa cuando se me vino a la cabeza esas imágenes que se ven de salmones subiendo el curso de los ríos para buscar el mejor lugar para desovar. Es curioso cómo el instinto de un animal le puede guiar para llegar a ese lugar donde se encuentran las mejores condiciones para seguir su progreso. Hoy me parece interesante que compartamos algunas opiniones sobre ese lugar tan ansiado por los salmones y que se encuentra aguas arriba de ese río que le vio nacer.

Creo que este ejemplo puede servirme de entrada para llegar al lugar donde voy a pararme y examinar su alrededor. Podrías pensar que te voy a hablar de naturaleza o del ciclo de reproducción del salmón, pero no, hoy quiero hablarte de optimización, y por eso he buscado el lugar donde se produce la generación de ideas que dan pie a a que se conciban nuevos conceptos, y el sitio en el que se produce el desarrollo inicial de todo lo que, con posterioridad, llega a transformarse en producto o proceso, aquello que podemos llamar sistema. Esto lo hago porque por más que pienso sobre estas ideas siempre concluyo que: cualquier elemento que pueda tener en mis manos, siempre ha tenido que existir un alguien que lo concibiera y lo convirtiera en algo tangible. Supongo que estaremos los dos de acuerdo que eso es así. Pues si es posible que lo estemos considero que para hablarte de optimizar un sistema debe ser en esas aguas arriba, ese lugar en el que las ideas vuelan por la cabeza del diseñador para quedar, después de múltiples vueltas, plasmadas en un dibujo y en unas hojas de papel dónde se nos diga aquellas características que el diseño, o nuevo concepto, debe tener.

Sé que estar aguas arriba y hablar de ideas que van y vienen es un lugar resbaladizo, las cosas pueden cambiar con rapidez, y dominar todo aquello que necesita el concepto que estamos queriendo traer a la luz es, en mucho casos, un mundo desconocido en el que probablemente nadie antes estuvo. En este instante creo te debo puntualizar que, ya que estamos en el momento de dar a luz un nuevo concepto, idea o sistema, con seguridad necesario para la sociedad, debamos sacarlo lo mejor posible de forma que su posterior uso solo produzca un impacto favorable en el público (el cliente) al que va dirigido. Creo que tenemos que contemplar la forma de que el sistema salga optimizado, fijate que digo optimizado no prácticamente o suficientemente optimizado. Si está optimizado, lo está todo, lo demás no es llegar al requisito que nos estamos estableciendo.

Hemos dicho que lo que queremos optimizar es un sistema, la pregunta que te puedo hacer mi buen amigo es: ¿Qué queremos optimizar? Si me contestaras ahora puede que me dijeras: Alguna de las características más importante del sistema o aquello que el futuro cliente va a valorar más. Es correcto lo que me dirías pero creo no suficiente, para mí lo que hay que optimizar, sin la menor duda, es la función para la que fue concebido y desarrollado el sistema, ya que es ella la que le sirve al cliente; como ejemplo te añado que: si estás desarrollando un grifo querrás optimizar el flujo de agua que salga del grifo para un determinado desplazamiento del mecanismo de apertura, o si estás desarrollando la colocación del mecanismo que sitúa un tope al final de un eje querrás optimizar la correcta colocación del tope en el eje, y así todo lo demás.

Te he dicho en un párrafo anterior que las ideas del diseñador quedaran reflejada en un dibujo y en unas hojas con los detalles constructivos y de funcionamiento. Este conjunto de información es, en gran variedad de casos, complejo y de delicado análisis. Es muy posible que esas notas en la hojas, que podemos llamar especificaciones, contengan múltiples variables, algunas de ellas simples como un radio en un chaflán, o complicadas, como la resistencia al desgaste o vete a saber. Lo que me atrevo a decirte amigo Carmona es que entre las citadas características habrá una que sea representativa de la función del sistema. Al conjunto de características las podríamos clasificar en dos clases: aquellas que son medibles de manera continua o las que solo pueden ser consideradas como correcta o incorrecta, buena o mala o cumple o no cumple; en el primer grupo podemos colocar un diámetro y en el segundo el color o el sabor. Es muy probable que la característica representativa de la función del sistema en desarrollo sea una característica que se pueda medir, si es así la podemos llamar característica o variable continua, si no entra en este apartado la llamaremos característica o variable discreta. Esta división en clases de la característica la estoy realizando porque el tratamiento o modo de optimizar una u otra es muy posible que tenga que ser diferente.

Esta diferenciación de las característica nos lleva a la pregunta: Si me ha dicho que la representante de la función suele ser una variable continua, ¿cómo me las arreglo para optimizar si el sistema, en su conjunto, es un determinado número de variables, o características, tanto continuas como discretas? Responder con sencillez a esta pregunta no es tan fácil ya que es posible encontremos un conjunto variado de posibilidades, unas nos servirán para tratar la variable continua y otras la discreta. De todos modos el tema de la optimización me apetece que lo tratemos en una próxima carta, en ésta me gustaría dejar patente y cerrada la importancia que sobre la bondad de un sistema pueda o no pueda tener la gestión del mismo aguas arriba.

Después de lo que acabamos de ver, me intriga un hecho que surge en los lanzamientos y vida de los producto y procesos. Parece que en los momentos posteriores al lanzamiento no hay muchas incidencias provocadas por la aparición de fallos, pero que, conforme pasa el tiempo, los incidentes suelen aumentar, esta situación dura hasta que las acciones correctoras tomadas en estas etapas aguas abajo del sistema logran depurarlo. Hace algún tiempo llegó a mis manos un gráfico que reproducía la forma en que estos problemas van apareciendo conforme se acerca el momento del lanzamiento. El gráfico que te incluyo a continuación intenta reproducir la información que te acabo de contar. El gráfico lo debes interpretar como ilustrativo de evoluciones que en determinadas circunstancias han aparecido, cada lanzamiento tendrá el suyo, lo que sí te puedo decir es que este gráfico es el que yo no recomendaría a nadie.

Gráfico estimado.

De la interpretación del gráfico podemos decir que, a lo largo de la preparación de todo lo necesario para el lanzamiento se producen errores que han de ser solucionados sobre la marcha, soluciones con mayor o menor éxito ya que, primero: implican un coste por causas que son posibles de enumerar, porque se conocen por previas lecciones aprendidas la posibilidad de aparición; segundo: en la solución de estos errores no se emplean recursos adecuados ya sea por desconocimiento o por dificultades propias del sistema en desarrollo, de forma que una vez solucionados los errores, suelen aparecer, con posterioridad, con la misma virulencia que en su primera vez o peor. Todo ello nos lleva a montar una sistema para erradicar estas causas de fallo que aparecen en momentos de la vida del sistema, agregando, de forma segura, un coste extra o, llamémosle mejor, una pérdida en el rendimiento previsto del sistema.

Te he contado un hecho pero no te he contado lo que me intriga del hecho descrito, la pregunta que me hago es: ¿Por qué dejamos que aparezcan estos fallos conforme nos aproximamos a la fecha del lanzamiento o una vez empezado; no hemos profundizado lo suficiente en el desarrollo, la industrialización y, finamente, la producción?¿Pensamos que debemos dejar la depuración del sistema en manos del cliente? A esta pregunta muchos contestarán encogiéndose de hombros, otros con alguna que otra excusa sobre la necesidad de estar a tiempo con la fecha prevista para colocar el producto en la calle o vete tú a saber. De lo que puedo estar más seguro es que muy pocos me dirán que el porqué está en que no dimos suficiente importancia a las fases de concepción y lanzamiento, no empleando, de forma rigurosa, aquellos recursos que podrían optimizar el sistema aguas arriba, ese lugar en el que el impacto sobre una pérdida en el rendimiento es menor o nula.

Cuídate estimado Carmona, espero que estos comentarios te puedan hacer reflexionar sobre las dificultades en las que , por decisión propia, muchas veces nos metemos cuando estando haciendo el esfuerzo de querer satisfacer a un cliente, y no recurrimos a las técnicas y herramientas de las que hoy disponemos, pero seguimos utilizando las habituales, o ninguna. Ya sabes que prepararte estas cartas me sirven para tener abierta esa línea de afecto que desde hace tantos años venimos cuidando Yo, por mi parte, seguiré disfrutando de cada chupadita que me toca dar al caramelito del día de hoy, ocupado, entre otras cosas, con tus recuerdos.

Un fuerte abrazo.

Filósofo Lioso

5 comentarios en “-Aguas arriba- Carta de Filósofo Lioso.

  1. Muy buen artículo, para seguir reflexionando en la utilización de los recursos en las etapas de nacimiento de los productos y en la planificación y en la prevención de errores, en lugar de en apagar fuegos, pero claro lo primero es poco espectacular y poco reconocido y lo segundo es muy espectacular y muy reconocido ¡Muy difícil cambiar esta cultura! pero hay sectores que van trabajando en ello.

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